Cabeza que se hace ruido a sí misma, que tiembla inclinando las ideas, que murmura confundiendo paquetes de palabras; los altera, los revuelve. Cabeza que se confunde con el cerebro, que es un vibrador -morboso o no- pensante, compite con el cerebro, cabeza de cabello, barba y sin sentido. La competencia es simulada, es la creada por un engaño estético, la cabeza contiene al abstracto, pero ella no es abstracta, aunque al paso de otros la cabeza sea la loable, ella sólo se descara por su capacidad de sonreír, posee malicia, le gusta ser principal, le agrada ser tratada, disfruta mientras varía sus expresiones, el cerebro las causa, ella lo disfruta. Los ósculos los reciben los labios -están en la cabeza-, y el cerebro decerrajado disfruta con tiernos cambios de voltaje, pero él es usado, la gran sensación la tiene el estómago. El cerebro sólo es manipulado por la cabeza, también por el estómago, para continuar acercándose a los labios, lo hacen adicto a esperar una sensación semejable a la recibida por la panza. ¡La cabeza humana!, la que tortura, la descarada, la viva, la estúpida, la socializada, la encerrada; nos ahoga en las pesadillas que otras causan y lo hace viendo, usando sólo los ojos para distraer al cerebro, hacer una liana de las dendritas y luego manipularlo o amarrarlo.
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