me importa la Luna, esa traidora de palabras, esa vana manzana verde
cerca es esa Luna, diaria es esa Luna
despellejándome en movimientos impropios
en expresiones que no me pertenecen.
Me importa la Luna, la encerrada, la flor de invernadero
me importa la Luna, la que nace del curioso enclaustre
momentos en que el tiempo camina a mi lado, su luz estorba
momentos en que el suelo sufre mis pisadas, las aliviana.
Me importa la Luna, por su estancia, por su visita
me importa la Luna, fuera de mis pululares, fuera de mis pertenencias.
No debe echársele, no debe odiársele, no debe dejársele.
Luna, ese alimento para ardillas.
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... Es fácil escribir veleidades...
¡Qué respire el maracuyá!
¡Qué exista la Të!
¡Que huya la Luna y que se prescriba la congoja!
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