domingo, 16 de septiembre de 2012

Textos traídos del ateísmo. 3.

Las sillas se desordenan al ser sorbidos por un centro. La piel es el color de las paredes, las sillas luchan con las mesas para no caer en el centro, el color piel sangra acercándose al centro, el centro no rueda, no huele, no se hiere. Hay personas en las sillas, no se divierten acercándose al centro.

Claro, es un centro aparente, no es un solo centro, son varios, pero muy juntos, tan cercanos que pareciera único, si los sentados no estuviesen allí y hubiesen estado más lejos se habrían enterado de esto.

Al estar sentados ven un solo centro mientras comienzan a acercarse, por esto se sentaron, se consideraban tan símiles como para ser convergentes al mismo sitio. Al ser atraídos al aparente centro, encuentran una equivocación que causaría discordia.

Serían engullidos por un centro distinto, no les agradaría realmente, les sería molesto,. Nadie que estuviese cuerdo, desearía ser engullido por un hoyo distinto al que van aquellos con quien decidió dejarse engullir.

Pero les sucedía, las razones pueden ser variados, entre ellos falta de atención o una mala medición del tiempo.

Solía resultarles traumáticos, pero no solían intentar huir, las sillas no son molestas, las sillas no son incómodas. Los fines, las miradas sí, pero están lejos...

Y sí, eran sorbido y degollados.

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(Llamar al ateísmo suena dogmático)

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