martes, 4 de septiembre de 2012

Dos escritos no tan ambiguos.

Mi llegada. 

Hay hoy en Medellín, es decir, mi haber está en Medellín.
Mis recuerdos están aquí, en Chiquinquirá, en Filandia, en partes tácitas de Colombia.
Mis ansias se asolean en Cali, bailan allí, y comparten conmigo la incertidumbre, supongo que también compartimos la nostalgia.
¡Hoy estoy en las calles conservadoras! ¡En las calles de la amabilidad, de la mafia y la cuneta! Tanta particularidad que puede obtenerse cada cambio de ciudad...
Las personas sí son parecidas, las personas no son mutaciones, si lo son, se sacian de particularidad genética. Las calles sí son parecidas, están teñidas de gris y se iluminan naranjas cuando el Sol decae. Las personas no son mutaciones, se emocionan incluso sabiendo cómo, incluso evitando hacerlos. Cada mundo se asemeja a los otros, más si los creo yo junto a otra personas, más si los evalúo yo. Las personas no cambian demasiado, los lugares no son tan originales. Se tiende a encantarse por esas sutilidades que cambian ciudades, que lo hacen distintas, inclusive personalidades casi idénticas en cuerpos muy distintos, excepto en su manera de mirar, encantan por esos diferenciadores.
Valorizamos los detalles, lo hacemos hipérbolas idealizadas, maravillándonos al máximo con lo que podemos sentir en las zonas efímeras y los valorizamamos más  de aquello que podemos sentirles hacia ellos, alargándolos con las palabras, queremos sentir el infinito en esas expresiones al hablar de los detalles.
Hoy mi hubo está en Pereira, que habló de la eternidad y de su finitud, que ésta no se encuentra en el tiempo, sino en las sensaciones y allí, el tiempo la consume. Porque las secreciones y los voltios se agotan si se les desgasta sin más. Pudo mostrarme también, mi alegría al estar acompañado, mi molestia por la obviedad y un agrado contradictorio por la metáfora.
Los barrios están infectados por las reminiscencias, que fueron repartidas con lentitud, comenzamos por Los Molinos, pasamos incluso por Bosques de la Acuarela, Cuba, con gran ventaja Santa Mónica y hasta la Alpujarra, aunque ni barrio ni Pereira. Son momentos del pasado que se deben almacenar sin miedo al resentimiento ¡todos queremos sentir nuevamente!

Quienes van conmigo. 

Hay en esta ciudad, aún una caja, no es muy grande, pero lleva con ella varios libros así que no es tan pequeña. Carga aún en ella símbolos de recuerdos y metas que deseo cargar conmigo, que deseo tener presente. Y es lo más importante que mantiene dentro de sí.
Claro es, que los libros que lleva han representado algo en mí; dos libros de Herman Hesse, uno de los recopiladores por Oscar Wilde y el libro Ibis de Vargas Vila. En los recopiladores hay un papelito que dice "Te Quiero" que lo valoro más que al mismo libro.
Pero esos objetos son más agradables que los libros: están Guurack, uno de los Bionicle, el primero que tuve, el único que no me causó esfuerzo y, también, un conquistados de ciudades y canicas; viene conmigo Eduardo, que con su cabeza cuadrada (cúbica) representa un camino acartonado, así como lo hace su gemelo que nada en las alcantarillas y que no pudo venir conmigo, él ahora mismo se encuentra guardado en una caja de papas (bien lavada) de esas costosas y sin tanta papa; está la caja del Bionicle que guarda una toalla que protege una pipa, pipa en la que no fumé, pero que sospechaba sería mía...., esta pipa huele a hierba y conoce a Eduardo; está la cajita roja en donde habita una torre china láser, me la ha dado mi hermana y allí se guardan monedas; un tarrito pequeño y tierno de Listerine que debo llenar en algún momento con Listerine, él me recuerda que soy algo obsesivo no sólo con mis dientes, pero el Listerine, es costoso; está un pequeño tarrito de mentas que viajó más de una vez a mi lado, pero no es tan relevante; y está una lavadora, lavadora de 365 días de pequeñas alegría, pintada de verde negro y amarillo, que oculta un fantasma, que trae una pequeña carta. Qué nostalgia...
Y eso va en esa caja, esos recuerdos que me acompañan.
Tengo miedo, pero no dudaré.
Sólo extraño una personas, soy un humano de pares y a quien extraño supongo me hace parte de un par.
¡Soy el compañero de mi compañera! ¡Aquí seré el matemático de Të mientras pienso que puedo cumplir mis anhelos y mis tonterías!

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